Obesidad infantil
La obesidad infantil afecta actualmente al 10 % de los niños. Prevenir esta enfermedad desde la más joven edad es un objetivo tan esencial como delicado: cualquier error puede tener consecuencias graves y duraderas. ¿Cuáles son las causas de sobrepeso en los niños? ¿Cómo hacerse cargo de él?
Cada vez más niños sufren actualmente sobrepeso. Estamos ante una verdadera epidemia. Es la enfermedad nutricional más frecuente en niños y adolescentes en los países desarrollados. Y es un asunto inquietante ya que si no se actúa, estos niños que ahora están demasiado gruesos, mañana serán adultos con obesidad y, por tanto, en peligro.
¿Qué es la obesidad?
La obesidad corresponde a un aumento excesivo de la grasa corporal del organismo, en una proporción tal que puede tener una influencia sobre el estado de salud del pequeño.
No debemos confundir “obesidad” con “sobrepeso”. Como ya hemos dicho, la obesidad es una excesiva acumulación de energía en forma de grasa corporal en relación con el valor esperado según el sexo, talla y edad del niño. En cambio, hablamos de sobrepeso cuando nos encontramos con un peso corporal mayor (que no excesivo) con relación al valor esperado según sexo, talla y edad. De todas maneras, ambas cosas hay que controlarlas.
¿Problemas de la obesidad infantil?
A corto plazo, la obesidad infantil puede traerle al niño problemas físicos como diabetes tipo II, triglicéridos y colesterol altos, hipertensión, trastornos hepáticos,… y también psicológicos, como baja autoestima o rechazo social,… Pero a largo plazo también se presentan problemas, ya que puede sufrir estos mismos problemas, pero agravados. Existen estudios que indican que la obesidad acorta la esperanza de vida 13 años.
La solución a este problema
A grandes rasgos diríamos que la solución es un cambio de hábitos de vida. Cambiando algunos hábitos podemos llegar a combatir eficazmente este problema. ¿Cuáles son esos hábitos? Primero debemos Inculcar a nuestros hijos unos buenos hábitos alimenticios. Eso debe ir acompañado del fomento de la actividad física (cuando hablamos de actividad física no hablamos sólo de “deporte” puro y duro, también hablamos de juegos, excursiones al campo, paseos en bicicleta,…). Todas estas nuevas costumbres deben de ir acompañadas de algo fundamental: el ejemplo de los padres. Y es que la obesidad infantil en gran parte es debida a los hábitos de los propios padres.
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