La lactancia
La lactancia materna es el mejor medio de alimentar a un bebé y representa numerosas ventajas tanto para la madre como para el niño. La leche materna es el alimento ideal para el bebé porque contiene todos los elementos nutritivos indispensables para el desarrollo del pequeño. Esta leche se digiere fácilmente y limita el desarrollo de alergias. Contiene además anticuerpos que ayudarán al pequeño a protegerse de futuras infecciones. Y la composición de la leche materna evoluciona con el bebé para adaptarse a sus necesidades.
Para la madre, la lactancia reduce los riesgos de cáncer de pecho, de cuello de útero, de ovarios y limita también los riesgos de osteoporosis. Por otra parte, amamantar quema calorÃas y contribuye a perder más fácilmente los kilos de sobra acumulados en el transcurso del embarazo.
¿Cuál es la postura idónea?
Una buena postura garantiza una lactancia sin dolor y una producción suficiente de leche. Pon al bebé frente al pecho, con la nariz y la boca delante del pezón. Sostén tu pecho con tu mano libre y acaricia los labios del bebé con el pezón. Cuando abra bien la boca "empújalo" rápidamente hacia el pecho.
No intentes poner al niño al pecho si su boca está sólo entreabierta, ya que esto podrÃa provocar fuertes dolores en el pezón debido a un posicionamiento incorrecto. Además, si el bebé no está bien colocado, la succión no se producirá bien, provocando que éste estimule incorrectamente el pecho y se prive de elementos nutritivos necesarios para su crecimiento. En caso de no estar bien posicionado, desliza suavemente un dedo en la esquina de su boca para interrumpir la succión y empieza de nuevo.
Si el bebé está bien colocado en el pecho, su respiración no estará obstruida. Si está mal colocado y tienes que apretar tu pecho para ayudarle a respirar, corres el riesgo de tapar los canales lactÃferos y adoptar una mala posición que posteriormente se traducirá en molestias.
Como vemos, una postura correcta del bebé en la lactancia es primordial. Al principio puede costarte ya que es una cuestión de técnica y de práctica. Si con el paso de los dÃas sigues encontrando dificultades, no dudes en pedir ayuda a una comadrona u otra persona competente.
Una vez encontrada la posición correcta, relájate y deja al niño mamar. La composición de la leche cambia durante el transcurso de la toma. Al principio la leche es ligera, es más lÃquida para apaciguar la sed del bebé. Posteriormente la leche es más "rica", conteniendo más lÃpidos. Por ello es conveniente no tener prisa en las tomas. Deja al niño tomar todo lo que quiere de un pecho antes de proponerle el otro.
La duración y la frecuencia de las tomas varÃan según la edad y el niño. GuÃate por tu bebé. Un bebé amamantado a pecho indica por sus llantos cuando necesita ser alimentado. También observarás que el niño está hambriento cuando busque la leche tan pronto como le acerques al pecho.
Durante las primeras semanas, el bebé toma cada 2 o 3 horas aproximadamente. Tanto de dÃa como de noche. Y cada toma dura por término medio una media hora. Ciertos bebés necesitan una toma cada hora las primeras semanas. El apetito del bebé aumenta momentáneamente durante las "fases de crecimiento". En esas fases, ponlo al pecho tan a menudo como lo reclame.
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