Octavo mes del bebé
Este mes, el bebé va a dar un paso muy importante en su desarrollo psicológico: por fin se dará cuenta de su propia existencia. Pero esto le hará plantearse cosas y ponerse preguntas sobre su vida sin ti. De este comportamiento va a derivarse un perÃodo más o menos largo donde el pequeño no soportará muy bien tu ausencia. No te enfades con él si le entra una llorera porque te alejas de él aunque sea un poco, ya que te quiere y lo único que tiene miedo es de perderte. Aparte de este perÃodo un poco difÃcil, si participas en sus juegos conseguirás de él un regalazo: sus carcajadas.
El pequeño cada vez se siente más seguro de sus manos y poco a poco empieza a descubrir su cuerpo. Es la época en la que empieza a cogerse los pies para llevárselos a la boca, se toca la nariz, las orejas,... empieza a conocer su cuerpo. Sigue adorando el baño y sobre todo, jugar en él. Lo de chapotear le sigue fascinando y cuando salpica a alguien generalmente suelta una carcajada de felicidad.
En esta época, como ya dijimos antes, el bebé ha descubierto un poco la angustia, por lo que puede que ciertas noches se despierte agitado llorando. No es nada muy grave. Cálmalo con tu presencia y eventualmente tómalo en brazos. Pronto se volverá a dormir. Lo hará tan pronto se haya dado cuenta de tu tranquilizadora presencia. Puedes calmarle con palabras suaves, pronunciadas muy suaves y lentas.
El bebé patalea mucho y pasa de su espalda al vientre y viceversa con mucha facilidad. Cuidado con él. También empieza a tener mayor tono muscular. Si le coges de los brazos, con facilidad adoptará la posición de sentado. Una vez en esa posición, intentará mantenerse sólo, pero aún necesita tranquilizarse y equilibrarse apoyándose en una mano. En posición de pie continúa empujando con sus piernas y hasta comienza a hacer ejercicios de flexiones de las rodillas, como entrenándose para cuando lleguen los primeros pasos. Pero aún queda para eso, sé paciente.
Ya hemos dicho que el pequeño ha descubierto la angustia y cierto miedo. Ahora no le gustan las situaciones poco frecuentes. De hecho, las caras desconocidas le pueden provocar incluso miedo y ponerse a llorar espontáneamente. Para el bebé, el paraÃso es estar en casa con mamá, papá y sus hermanos. Allà se siente en el centro de todo el mundo y todo el mundo se mueve y hace cosas, lo que le hace feliz. Apreciará cada pequeño momento con mamá o papá que le hablan o hacen cosas a su lado.
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