Qué debes saber sobre las pruebas auditivas de diagnóstico en los niños
Durante los primeros años, la audición se convierte en un aspecto de carácter imprescindible para el correcto desarrollo social, cognitivo y emocional de cualquier niño. Si es tan importante es porque, a través de la escucha, los niños desarrollan con una mayor agilidad y eficacia la capacidad de habla y también el entendimiento del lenguaje.
Es, precisamente por este motivo, que a todos los bebés se les realiza la prueba de la audición como diagnóstico precoz de la hipoacusia antes de ser dados del hospital tras el nacimiento o, al menos, antes de que cumpla el mes de edad, teniendo que ser repetida de manera más completa antes que cumplan los tres meses de edad en el hipotético caso de que no superen la primera prueba de audición.
Si tienes la sospecha de que tu hijo/a, sea de la edad que sea, puede estar desarrollando una pérdida auditiva, la recomendación es que solicites a un especialista que le realice una prueba auditiva de diagnóstico cuanto antes.
Pruebas auditivas de diagnóstico en los niños
Diagnóstico precoz de la hipoacusia
Impulsada por el Ministerio de Sanidad, este programa de detección precoz de la hipoacusia está dirigido a los recién nacidos, con el objetivo de identificar cuanto antes a aquellos bebés que nacen con una sordera congénita, de manera que se puedan paliar los déficits en la adquisición del lenguaje oral que están directamente relacionados con la sordera congénita.
Es una prueba muy sencilla, rápida e indolora para el bebé, ya que consiste en colocarle unos auriculares desechables en cada oído y el resultado se obtiene a los pocos segundos. Es, además, una técnica extremadamente fiable, pese a que sigue siendo indispensable vigilar que la audición del lactante sea la correcta durante los primeros meses de vida y, en el caso de que la prueba no haya ofrecido un resultado correcto, se tendría que repetir al menos antes de que cumpla los tres meses de vida (fuente: www.audifono.es).
Ciertas condiciones transitorias pueden alterar los resultados, especialmente si se realizan antes de lo debido, ya que lo más óptimo para que los resultados sean 100% fiables es que se realice a partir del tercer día de vida del recién nacido, cuando el estado del oído medio y el oído externo ya no esté ocupado por detritus que los altere.
Otoemisiones acústicas
Es otra de las pruebas que se suele realizar a los menores de edad y también una de las más sencillas, ya que consiste en medir los ruidos generados por las células del oído interno ante el estímulo del sonido. La manera de recoger los resultados de la medición tiene lugar colocando un pequeño dispositivo en el propio oído del bebé.
Tiene la peculiaridad de que es mejor realizarlo cuando el lactante esté dormido y, por tanto, tranquilo y en un ambiente silencioso, de manera que ni el ruido ambiental ni el ruido biológico del recién nacido enmascaren los resultados.
Prueba de respuesta auditiva del tronco encefálico
Esta prueba es conocida también como RATE por sus siglas y se encarga de evaluar la respuesta que tiene el cerebro ante el sonido que percibe. El niño podrá estar dormido o no, sin que esto sea imprescindible, ya que el resultado no se basa en un patrón de comportamiento de respuesta del niño, por lo que su estado no será importante.
Evaluación de audiometría conductual
Al contrario que en la prueba anterior, ésta sí que precisa de que el niño esté despierto y ser capaz de responder de manera activa, ya que se basa en analizar cómo éste responde al sonido en general. Es un tipo de prueba muy completa que se encarga de evaluar el funcionamiento de todas y cada una de las partes del oído.
Los resultados podrán ser enviados tanto al médico de cabecera como a otros especialistas, tales como médicos otorrinolaringólogos, oftalmólogos o asesores de genética.
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